lunes, 17 de marzo de 2008

El Magnolio

Se entraba a la calle por un arco. Era estrecha, tanto que quien iba por en medio de ella, al extender a los lados sus brazos, podía tocar ambos muros. Luego, tras una cancela, iba sesgada a perderse en el dédalo de otras callejas y plazoletas que componían aquel barrio antiguo. Al fondo de la calle sólo había una puertecilla siempre cerrada, y parecía como si la única salida fuera por encima de las casas, hacía el cielo de un ardiente azul.
Fragmento de Ocnos. Luis Cernuda.
Descripción de una calle del barrio de Santa Cruz. Sevilla.